Evitar ser herido sin herir...

Siempre tomando las referencias de Ueshiba, en sus escritos advertía a este respecto: “El camino del guerrero ha sido interpretado erróneamente como un medio de matar y destruir a otros. Aquellos que buscan la lucha cometen un grave error, porque golpear, lastimar o destruir es la peor equivocación que un ser humano puede cometer. El verdadero camino del guerrero pasa por impedir la lucha, es el arte de la paz y el poder del amor”.

¿Porqué quiso que su Aikido fuese ante todo un medio para alcanzar la armonía personal e interpersonal? ¿De qué manera el aprendizaje de una disciplina de combate puede servir para establecer la armonía con un agresor que no desea el entendimiento, sino causar el mayor daño posible…?

El mero hecho de practicar los ataques y defensas propias de este método, ¿mejora el carácter, la escala de valores de una persona, y su conducta, en el sentido señalado por el maestro Ueshiba? Si yo tuviera que dar una respuesta a este último interrogante, con referencia a las numerosas personas conocidas practicantes de Aikido, diría que no, que el entrenamiento exclusivamente físicotécnico no posee el suficiente valor alquímico para conseguir esa transformación de la personalidad.

La mejora de las cualidades personales del bu ¿Cómo podrá evitar o detener una agresión el que no se ha preparado para ello…? ¿Cómo podrá evitar ser lesionado, o defender a una tercera persona que está siendo agredida, el que no ha aprendido cómo hacerlo, sin causar o recibir mayores daños…? ¿Cómo podrá controlar la agresividad y violencia del otro, si no es capaz de dominar la propia?

Ante un individuo o varios, con intención de agredir a una persona, en la mente de ésta hacen acto de presencia varios miedos:

- Miedo a sufrir daño del agresor
- Miedo a no saber controlarse
- Miedo a la humillación verbal o física
- Miedo a causar daño y sufrir las consecuencias penales

El entrenamiento constante en las disciplinas de combate enseña el modo de comportarse en situaciones críticas y favorece la adquisición de cualidades decisivas en tales circunstancias como son la confianza, la serenidad, el autocontrol, etc.

En Japón existe la Escuela Mutekatsu Ryu, cuyos objetivos se centran en enseñar el modo de ganar un combate sin luchar físicamente, y su prioridad es el respeto absoluto a la vida. Su método se basa en buscar soluciones diferentes al enfrentamiento físico, para lograr “vencer o convencer sin combatir”.

Anécdota

Se cuenta que el maestro Tsukahara Bokuden se encontraba en una balsa junto a otros pasajeros para atravesar un lago, y entre ellos llamaba la atención un joven samurai que fanfarroneaba sin cesar de sus múltiples hazañas en combate, hasta que se percató de la presencia del viejo maestro doka, así como la forma de ver la vida y de vivirla respetando un código de valores, requiere que los entrenamientos se ocupen también de las actitudes, mentales, anímicas, y espirituales o éticas que es preciso observar en todos los instantes de cada día, y desafortunadamente no abundan los dojos en donde se ofrece esta enseñanza.

El budoka que acepta los principios altruistas de la Vía que practica, se adiestra de manera constante,
y por un periodo largo e indefinido –de muchos años– en el aprendizaje de las técnicas de lucha más eficaces con el fin de alcanzar varios logros, como son:

- Conocimiento práctico de las acciones de combate y sus consecuencias en caso de aplicación real.
- Saber neutralizar los ataques de un agresor.
- Familiarizarse con las situaciones de enfrentamiento físico para superar el miedo que generan.
- Adquirir confianza en los propios recursos.
- Adoptar las actitudes más convenientes en cada momento.
- Adquirir el suficiente dominio de sí mismo para usar sus conocimientos con el máximo control y respeto al adversario.
- Aceptar en su comportamiento un código ético o escala de valores.

Solamente desde la confianza en sí mismo, el control del miedo, los recursos técnicos aprendidos y el autodominio, será posible optar ante una pelea inevitable, por “impedir herir sin herir”.

El budoka se entrena con perseverancia en las técnicas de combate cuerpo a cuerpo para adquirir la mayor eficacia, pero también para ser capaz de usarlas sin causar daño al atacante, y si es posible, y en ello ha de poner todo su empeño, sin dar lugar a la confrontación de fuerzas, que se mantenía apartado en un extremo del pontón…

El joven fanfarrón se dirigió a él en estos términos:
- Eh tú, si llevas un par de sables y eres samurai, ¿Por qué no dices algo?
- Yo pertenezco a otra escuela y estilo que no busca vencer a los demás, sino simplemente no ser vencido.

El irrespetuoso provocador, sorprendido por la respuesta, preguntó:
- ¿Y cuál es tu escuela, qué nombre tiene…?
- La escuela del combate sin armas…
- No creerás que podrías vencerme a mi sin tus sables.
- Es una cuestión que no me preocupa –respondió Bokuden.

Herido en su orgullo y encolerizado, el joven ordena al barquero que lleve la balsa a la orilla más próxima para combatir con el viejo maestro, pero éste le propuso dejar primero a los pasajeros, y luego alcanzar una isla cercana con una barca ellos dos solos.

Así lo hicieron, y al llegar a la orilla el samurai impaciente saltó a tierra y desenfundó su sable preparándose para el combate. Bokuden hizo ademán de saltar a tierra, pero de repente cogió el remo e impulso la barca aguas adentro, alejándose de la isla, y dejando al provocador lleno de furia y sorpresa, mientras el viejo maestro le decía:
- Te das cuenta, esta es la forma de vencer sin armas y sin combatir…